En estas fechas nuestros espacios de trabajo se ven invadidos por un enemigo tan silencioso como dañino: el frío. Nuestras rutinas en fábricas, industrias, galpones de almacenamiento y otros sitios similares se ven afectadas por las bajas temperaturas, que incluso pueden convertirse en un serio riesgo para la salud. Por ese motivo, a continuación, brindamos algunas preguntas y respuestas sobre este tema:

¿Cuáles son los riesgos del frío y sus síntomas de afectación?

El estrés térmico, la hipotermia y la congelación son los principales riesgos asociados al frío, y estos amenazan fundamentalmente a los operarios que desempeñan sus tareas en espacios exteriores. Los síntomas que se pueden registrar con más frecuencia son: escalofríos, cansancio, pérdida de la coordinación y estado de confusión, cólicos, afecciones respiratorias, alergias, entre otras posibilidades.

¿Quiénes pueden verse más afectados ante este tipo de clima?

• Los operarios de más avanzada edad, dado que los principales mecanismos de defensa de su cuerpo ante el frío, tal como lo son la vasoconstricción y la tiritona, tienden a encontrarse debilitados. Eso tiene que ver, en muchos casos, con la pérdida de la capacidad para sentir los cambios de temperatura e impide la adecuada respuesta de adaptación.
• Los trabajadores con enfermedades crónicas también son una población de riesgo ante este tema. Dentro de este grupo podemos ubicar, entre otras, a las personas con insuficiencias respiratorias, afecciones cardiovasculares, diabetes, adicciones, enfermedades neuropsiquiátricas y otros tipos de enfermedades agudas.
• También las personas que toman determinadas medicaciones para el tratamiento de enfermedades crónicas se convierten en población vulnerable ante este tipo de climas.

¿Qué medidas se pueden tomar para prevenir riesgos?

• Lo primero es tener clara la necesidad de intervenir sobre aquellos factores que afectan el balance térmico, ya sea la propia actividad de la tarea, la temperatura del lugar, la evaporación del sudor y la calidad de la vestimenta, entre otros puntos relevantes.
• Luego, es menester la aplicación de determinadas rutinas específicas, que den soporte al operario para trabajar en condiciones de tal complejidad. Por ejemplo: organizar y dividir las tareas de forma que sean menos densas para cada uno (disminuir o eliminar el esfuerzo en las horas más frías del día), tener en cuenta el ejercicio y la movilidad de todas las partes del cuerpo y contar con alimentos y dietas adecuadas a la situación (ingerir líquidos calientes ayuda a recuperar pérdidas de energía calorífica).
• Además, es fundamental brindar equipos específicos de protección para los trabajadores, y proporcionar la ropa necesaria para cada puesto y cada tarea.
• En tanto, más allá de estar en invierno y de tener claro que nos esperan jornadas duras, tenemos que seguir con atención los pronósticos del clima y las previsiones meteorológicas, de modo tal de tener claro qué tipo de clima tenemos por delante, pero además de forma de conocer las recomendaciones brindadas por los expertos.
• Por último, siempre se debe prestar gran atención a las señales de advertencia que brinda el cuerpo humano y a los síntomas de hipotermia, congelación u otras enfermedades o lesiones relacionadas con el frío.

En resumen, es importante tener claro que las bajas temperaturas no son una mera anécdota de cada jornada laboral del invierno, sino que por el contrario suponen un cambio drástico de las condiciones de trabajo, y pueden llegar a poner en serio riesgo nuestra integridad y la de todos los operarios que forman parte del equipo.

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